jueves, 20 de octubre de 2016

JIPIJAPA


Jipijapa  "La Sultana del Café"



Jipijapa es uno de los Cantones más pintoresco de la provincia de Manabí, su estratégica ubicación geográfica hace que este lugar presente un clima primaveral la mayor parte del año; cuenta con las plantaciones de café mas extensa del país y su producción ayudo en la época de la colonia a financiar las revueltas de independencia de Ecuador; actualmente su producción ha disminuido debido a la presencia de especies introducidas como la roya y la broca, pero es el lugar ideal para poder disfrutar de un sinnúmero de presentaciones de esta bebida, recomiendo probar el café hervido acompañado de empanadas de verde o tortillas de maíz en su mercado central.

Comó llegar 



Vía terrestre desde Guayaquil: En el terminal terrestre puedes tomar los buses que viajan a Portoviejo o Manta con paradas en el Terminal Terrestre de Jipijapa o tomas directamente la Transporte Jipijapa, el tiempo de arribo es de aproximadamente 3 horas, el valor es de 3 dolares por pasajero; si estas hospedado en centro de Guayaquil otra opción es tomar las furgonetas de Manta Express (Av. del Ejercito 804 y 9 de Octubre) por 7 dolares, llegas más rápido y en comodidad (evitas paradas innecesarias y el ruido producido por la música y películas dvd que ponen en los buses interprovinciales).


Dónde Hospedarse  


El hostal A#"!y%DS?=)jhx esta ubicado en pleno centro de la ciudad cerca de la plaza central el valor es de 15 dolares por noche, es sencillo pero cumple con la regulación exigida por el Ministerio de Turismo; siempre recomiendo hospedarse en el centro de la ciudad, así podrás recorrer caminando por las noches el casco central y disfrutar de la vida nocturna de la ciudad; ademas, en el caso de necesitar algo tendrás siempre restaurantes, farmacias, tiendas y cajeros automáticos muy cerca de ti.

Dónde Comer  


El día que viaje a Jipijapa arribe al mediodía, deje el equipaje en el hotel y salí en busca de almuerzo, hay mucha variedad de comidas desde piqueos hasta comida muy elaborada, pero me recomendaron ese primer día visitar la cevicheria de Pepe, donde preparan el Ceviche Jipijapense que contiene maní y aguacate toda una exquisitez para el paladar, recomiendo acompañarlo de los infaltables chifles jipijapense y una cerveza bien helada; por la tarde, puedes recorrer el mercado central donde encuentras empanadas de verde, corviches, tortillas de maíz, torta dulce de maíz, pan de yuca, tortillas de yuca acompañados de jugos o café, prueba el café helado; la hora ideal para comer en este mercado es por las mañana allí encuentras mas variedad de platos, como el hornado de Jipijapa (partes de cerdo acompañado de yuca y verde cocinados juntos en ollas de barros enterradas al fuego, su consistencia es similar a una sopa), bollos de verdes de sal y dulce, bollos de yuca (tamborsitos), natilla de maíz, greñoso, quesos y una variedad de dulces (almidón, coco, etc)  que solo encontraras en este lugar.

Qué visitar  

Mi visita a este destino fue de 2 noches 3 días (llegue viernes mediodía y retorne a Guayaquil domingo por la noche). El primer día te recomiendo recorrer las principales calles de la ciudad donde podrás ver casa coloniales construidas en madera, el parque central con su catedral muy lindos y pintoresco que te transportaran a otro tiempo; ese mismo día por la tarde puedes visitar los Pozos de Piedra de Choconchá lugar para observar aves y bosque húmedo a tan solo 5 kilómetros del centro de la ciudad (pasaje USD. 3) . 





Al siguiente día puedes ir al terminal terrestre de Jipijapa y tomar los buses que van a Puerto Cayo (media hora, precio USD.1.50, taxi 5 dolares) y disfrutar de una de extensa y hermosa playa en esta parroquia de pescadores, si elegiste la opción de tomar un taxi al regreso puedes decirle que haga una parada en las Piscina de Agua Azufrada de Joa (considerados medicinales) y tomar un baño.


El ultimo día puedes ir a la parroquia de El Anegado (a 16 kilómetros, pasaje USD. 1.50) y disfrutar de esta biorregión natural, desde un mirador podrás observar flora y fauna de la cordillera Colon-Colonche; ademas tomar un baño en la Cascada de Bajo Grande de San Antonio.

Presupuesto  

El presupuesto para la visita de este destino con 2 noches y 3 días fue de 90 dolares, incluido transporte ida y vuelta (desde el centro de Guayaquil), hospedaje, todas las comidas, piqueos y visitas.

lunes, 17 de octubre de 2016

GUAYAQUIL



Guayaquil Turístico



Guayaquil es la ciudad y puerto mâs importante de Ecuador; de clima cálido durante casi todo el año (recomiendo usar ropa muy fresca y cómoda), con oferta hotelera y gastronómica muy diversa y unos habitantes muy alegres convierten a esta ciudad del Pacifico Sur en un centro de interés, ya sea como destino vacacional, de negocios o simplemente como punto de encuentro social. 


¿Dónde dormir?
Siempre recomiendo un hotel que se encuentre bien conectado con paradas de autobuses y metro, así podrás movilizarte con mayor facilidad y tener acceso rápido a farmacias, tiendas, restaurantes, bancos, cajeros automáticos, centros comerciales; otras consideraciones, es que el hotel debe prestar los servicios óptimos y ser asequible a nuestro presupuesto. Una buena opción es el Airport Hotel, ubicado frente al aeropuerto y muy cerca de la terminal de autobuses provinciales.

¿Qué Visitar?
La oferta turística en la ciudad es muy variada y dependerá del tiempo de tu estadía para disfrutar de la mayor cantidad de sitios; aquí te presento algunos lugares de fácil acceso ubicados dentro y muy cerca de la urbe que puedes visitar durante tus días por esta ciudad.



Malecón 2000



El Malecón 2000 es un paseo peatonal ubicado en la rivera del Río Guayas de aproximadamente 2.5Km de extensión es un referente urbanístico de la ciudad; aquí podrás encontrar el Palacio De Cristal, declarado Patrimonio Histórico de la ciudad, su diseño original corresponde a la autoria de los ingenieros Francisco Manrique y Carlos Von Ischot, quienes fueran representantes del famoso Guastave Eiffel, constructor de la Torre Eiffel de París, mas adelante esta el Centro Comercial Malecón 2000 con un patio de comida ideal para los amantes de la gastronomía, caminando hacia el norte esta el Museo Antropológico de Arte Contemporáneo y muy cerca se puede observar los 57,5 metros de altura de la Noria de Guayaquil denominada La Perla desde donde podrás disfrutar una vista panorámica de la ciudad y un espectáculo natural que es el encuentro de los afluentes Daule y Babahoyo  vertiendo sus aguas al Rio Guayas.

Las Peñas, El Cerro y Puerto Santa Ana

 Al final del Malecón 2000 por el lado norte, esta el barrio primigenio de la ciudad denominado Las Peñas que es un encantador espacio de calles empedradas con edificaciones patrimoniales y no patrimoniales donde se encuentran galerías, restaurantes, bares, discotecas, negocios de artesanías y lugares de hospedaje; Las Peñas conecta mediante unas escaleras con el Cerro Santa hasta llegar al mirador mas famoso de la ciudad denominado El Faro. Caminando por la calle Numa Pompilio Llona (data de 1896) se llega hasta el Puerto Santa Ana, la transición de la modernidad de esta zona rompe un poco con con lo histórico del barrio Las Peñas y convierte a esta caminata en una experiencia encantadora.

Isla Santay

Frente al Malecón y en medio del Río Guayas se encuentra la Isla Santay, un refugio de biodiversidad constituido por una flora y fauna muy variada como bosque seco, manglares, pastizales que da refugio a una extensa variedad de aves, mamíferos, reptiles y peces. Ideal para realizar turismo ecológico, ciclismo o trecking (se puede hospedar en cabañas por $30); la isla esta conectada con Guayaquil por medio de un puente peatonal que inicia en la calle El Oro, también se puede acceder por vía fluvial tomando una embarcación en el muelle del Yatch Club de Guayaquil previa reservación. 






Parque Histórico

Visitar el Parque Histórico es remembrar el pasado de la ciudad; este lugar narra la historia de Guayaquil y la Costa a través de su riqueza natural. El sitio cuenta con tres diferentes áreas; la zona de vida silvestre, donde se puede ver a los animales originarios de la región , la zona urbano arquitectónica que recrea las calles Malecón y 9 de Octubre con las casas originales reconstruidas y la zona de tradiciones, donde se aprecian las costumbres del agro costeño.
Plaza Lagos
Ubicado en el Km 6.5 via Puntilla-Samborondón se trata de un nuevo concepto urbanístico que incluye viviendas,oficinas, centro de comercios de alto prestigio, restaurantes de la mas alta calidad, todo en un muy agradable espacio publico con lagos artificiales, puentes paseos y mas. La oferta de este concepto recreacional urbanístico consta de tres etapas: El Jardín, un espacio abierto con áreas verdes, aquí se puede disfrutar de propuestas culturales y gastronómica; la otra etapa es El Malecón, en este sector se encuentran tiendas de diseñadores y manufactureros de moda, quienes hacen posible que una vez al año se disfrute del fashion week denominado Designer Book, un nuevo concepto que promueve la moda sostenible y la promoción de nuevos talentos relacionado a esta industria; la ultima etapa es La Isla, que ofrece un ambiente mas familiar, ideal para disfrutar con los niños debido a las variadas actividades para entretenerlos.Plaza Lagos esta atrayendo un turismo de profesionales relacionados con la planificación urbana, debido a que el lugar integra los conceptos del nuevo urbanismo al mejorar las condiciones del hábitat y la calidad de vida de sus habitante, pues adapta patrones espaciales, urbanos y arquitectónicos, y permite la participación  comunitaria en el diseño.
Isla Puna

En el Golfo de Guayaquil se encuentra la Isla Puna, para llegar a la isla debes tomar un bus (Cooperativa de Transporte Posorja) en la Terminal Terrestre de Guayaquil que te llevara hasta Posorja y luego tomar una embarcación que te trasladara por mar en un tiempo aproximado de 50 minutos; a través de este recorrido es posible observar a los delfines acompañar a los pescadores en su faena diaria, una experiencia etnoturística interesante en este santuario natural.

Espero te sirva esta formación y que disfrute de tu estadía por Guayaquil.

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viernes, 17 de junio de 2016

EL VIAJERO CIENTÍFICO


EL VIAJERO CIENTÍFICO

Louis Antoine de Bougainville by Stefano Bianchetti en GETTY IMAGES
Louis Antoine de Bougainville by Stefano Bianchetti en GETTY IMAGES


La Historia del Viajero Científico aparece con la necesidad de abastecer especies de animales y plantas a los museos de historia natural y jardines botánicos ubicados principalmente en Europa, para poblar estos recintos, los siglos XVII y XVIII recurrieron a un relativo recién llegado el “viajero científico”. Uno de los grandes viajeros botánicos del siglo XVII fue Georg Eberhard Rumphius (1628-1702). Enviado en 1653 a la pequeña isla de Amboina, en la Molucas, por la Compañía Real Holandesas de las Indias Orientales, que estaba especialmente interesada en las especies locales, Rumphius describió unas 1700 formas vegetales en esa pequeña porción de tierra. El primer europeo que llevó a cabo colecciones botánicas en China (y cuyo herbario llegó felizmente a casa) fue James Cunningham, un médico enviado a la factoría inglesa de Amoy en 1698. Joseph Pitton de Tournefort (1656-1708) no fue en absoluto un clasificador casero, puesto que recorrió España y Portugal y, después, a expensas del rey francés, Grecia, los países del mar Negro y Asia Menor. Su Relation d’un voyage du Levant se publicó en 1717.

Michel Adanson (1727-1806) escogió el caluroso, insalubre, peligroso y casi desconocido Senegal, en África occidental, como base de sus operaciones. Durante el estudio de los descubrimientos que había realizado para la Compañía de las Indias durante un periodo de cuatro años, creó un sistema natural de clasificación y desarrolló en forma primitiva la idea de la mutabilidad de las especies. La enemistad de sus rivales retrasó por desgracia la aceptación de la obra de este explorador, taxónomo, sistemático, filósofo y enciclopedista. Pierre Sonnerat (1745-1814) viajó desde las islas de Bourbon y Madagascar en el océano Índico a la India, Ceilán, las Molucas y China entre 1768 y 1778, y depositó una rica colección en el gabinete del rey francés.

Diversos discípulos de Carl Lineé se unieron al caudal de viajeros: Olof Torén, Pehr Osbeck, Carl Fredrik Adler y Christopher Tärnström recorrieron China o las Indias orientales. Carl Peter Thunberg publicó una flora del Japón y pasó también tres años recolectando en Sudáfrica. Andreas Berlin y Adam Afzelius realizaron investigaciones en África occidental. Fredrik Hasselquist y Pehr Forsskal estudiaron el Próximo oriente. Adreas Sparrman fue a Sudáfrica y más adelante dio la vuelta al mundo tras unirse al segundo viaje del capitán James Cook en 1772-1775. En la primera de las expediciones de Cook (1768-1771) Daniel Karl Solander asistió al famoso sir Joseph Banks. Daniel Rolander fue a Surinam, y Pehr Kalm llevó a Norteamérica a la órbita linneana cuando recorrió, a expensas de las universidades suecas, Pensilvania, Nueva Jersey, Nueva York y parte del Canadá en 1748-1751, buscando plantas adaptables al clima sueco.

Las propias colonias inglesas dieron un número sorprendente de botánicos aficionados: hombres como John Bartram (1699-1777), un granjero que se convirtió, por dinero, en prodigioso recolector de plantas, inició un jardín botánico privado en Filadelfia, era buscado por los viajeros de Europa, y finalmente fue nombrado “Botánico del Rey en América”; Alexander Garden (1730-1791), un médico de Carolina del Sur que mantuvo correspondencia con Linné durante años, atreviéndose incluso a cuestionarle en 1771, y que llegó a ser miembro de la Royal Society de Londres; y Cadwalader Colden (1688-1776), teniente gobernador de Nueva York, que fue el primero en mostrarle las obras de Linné al Dr. Garden, y cuyos propios descubrimientos de plantas se publicaron en Suecia en 1743-1744. Destaca También John Clayton, médico (1685-1773), quien envió plantas a John Frederick Gronovirus, de Leyden, para la Flora Virginica (1743), John Mitchell (m.1768), otro médico de Virginia, envió semillas y plantas a Europa en la década de 1740, y registró treinta nuevos géneros en un trabajo publicado por la Royal Society. Humphry Marshall (1722-1801), quien había estado enviando muchos ejemplares de Pensilvania a Inglaterra desde 1767, publicó el Arbustrum Americanum, ordenado conforme a los principios lenneanos, en 1785: La primera obra botánica estrictamente americana (escrita por un americano de origen e impresa en los Estados Unidos).

La nueva generación de Viajeros científicos penetro por primera vez en Sudamérica en 1638, cuando la Compañía Holandesa de las indias Occidentales envió a Georg Marcgrave (1610-1644) al norte de Brasil (entonces bajo dominio holandés) como “astrónomo” e investigador de la geografía y la historia natural. Willem Piso, médico del jefe de la expedición, el conde de Nassau-Siegen, se hizo cargo de los estudios botánicos en todo lo relacionado con la medicina. La muerte de Marcgrave en 1644, cuando estaba a punto de regresar a casa, originó gran confusión, porque había escrito la mayor parte de sus manuscritos en clave; al parecer sospechaba que Piso se los apropiaría como suyos. La labor de descifrar las notas fue realizada por desgracia por un hombre que sabía poco de historia natural. La Historia naturalis Brasiliae apareció en 1648 bajo la firma de Piso, aunque es poco probable que tuviera mucho que ver con la publicación. Un estudioso reciente de la obra de Marcgrave (Eugene W. Gudger) declara que si el científico hubiera vivido hasta ver sus obras terminadas “nuestro conocimiento de las cosas naturales de Brasil habrían sido más completo en el año 1650 de lo que lo era en el año 1800”.

Uno de los más eminentes visitantes-naturalistas del Nuevo Mundo fue Hans Sloane (1660-1753). Fue a Jamaica en 1687, con la función habitual de médico (del duque de Albemarle), pero tenía también una excepcional formación botánica. Sólo permaneció allí quince meses, pero recolectó unas ochocientas nuevas especies de plantas, que publicó conforme al sistema de Ray en 1696. La obra posterior de Sloane sobre las Antillas (1707-1725) es un clásico de la botánica por su exactitud de definición, una ventaja que la hace aún hoy útil para los estudiosos de la nomenclatura y clasificación de las plantas de las Indias occidentales.

Jamaica continúo siendo observada al establecerse allí como médico en 1746 Patrick Browne (1720-1790). Durante nueve años recolectó más de un millar de especies. Todas bien definidas en su Civil and Natural History of Jamaica (Londres 1756). Entretanto, Griffith Hughes, rector de la parroquia de St. Lucy, en Barbados, trabajaba en su historia natural de dicha isla, que publicó en 1750. Sus descripciones se consideran lo bastante precisas para la identificación de muchas especies, pero su trabajo es el de un hombre que “no seguía las reglas de ningún sistema de botánica”. Otro médico escoses William Houston, pasó cuatro años (1729-1733) en Cuba, Veracruz, Campeche y especialmente Jamaica, desde donde enviaba ejemplares y semillas a Philip Miller, quien las describió en su Gardeners Dictionary. Mark Catesby (1679-1749) recolectó en las Bahamas, así como en carolina del Sur, Georgia y Florida, desde 1722 hasta 1726, y sus suntuosas ilustraciones causaron sensación entre diletantes y científicos por igual.

Si el gobierno inglés no proporcionaba ningún apoyo financiero al estudio de las plantas –ni siquiera el “Botánico del Rey”, John Bartram, recibía estimulo oficial alguno-, el francés en cambio empezó a promover esta ciencia en 1689. En dicho año, Luis XIV envió a Joseph Donat Surian (m. 1691) y a Charles Plumier (1646-1704) a Martinica y Haití específicamente para estudiar las plantas. Surian preparaba el herbario y estudiaba las propiedades medicinales, mientras Plumier, valiéndose de su talento tanto para el dibujo como para la botánica, hacia las ilustraciones y descripciones. A su vuelta a Francia, tras dieciocho meses, Surian fue repentinamente despedido y murió poco después, y Plumier se convirtió en botaniste du roi. Hizo su segundo viaje a las Antillas en 1696-1697, y en 1704 se dirigía al Perú, para estudiar la corteza del árbol del que procede la quinina, cuando murió inesperadamente en Cádiz.

Una “expedición” oficial francesa llegó finalmente al Peru y Chile en 1709, en la persona del Padre Louis Feuillée, matemático del rey. Su principal misión era determinar longitudes y cartografiar las costas de Sudamérica, pero también pensó que sería “útil” adquirir más conocimientos acerca de la variada flora y fauna de los países que recorría. Los círculos oficiales españoles en América desconfiaban al principio del extranjero, pero con el tiempo se llegó a ofrecer una cátedra de matemáticas en Lima, que había quedado desierta a la muerte de Juan Ramón Koening.

La botánica era sólo un tema suplementario para Feuillée: mientras trabajaba en un mapa de Lima a solicitud del virrey, robaba una hora al día para dibujar “alguna planta o animal que me traía todas las tardes un indio al que pagaba a ese fin, no teniendo tiempo de ir yo mismo en busca de ellos” La naturaleza de la misión de Feuillée le impedía viajar mucho tierra adentro. Así, su “Historia de las plantas medicinales mas empleadas en los reinos de Sudamérica, Perú y Chile” tiene una extensión limitada (contiene cincuenta láminas), pero constituye el primer estudio detallado de la vegetación a lo largo de la costa del Pacifico.

Pisándole los talones a Feuillée se encontraba otro matemático (e ingeniero), Amédée François Frézier, quien llevó a cabo de 1712 a 1714 en la misma área parecidas funciones cartográficas (y, a sus propios ojos, con gran habilidad). Mezcladas con sus mordaces comentarios acerca de la indolencia, disipación y extravagancia de los habitantes locales hay diversas descripciones de plantas, pero sólo cuatro láminas.

La amplitud de la promoción de la ciencia financiada por el Estado francés alcanza su mejor exponente en la expedición de medición de la Tierra de 1735. Los teóricos habían llegado ya a la conclusión de que la Tierra no era una esfera perfecta, pero ¿estaba achatada por los polos o ligeramente alargada? Para hallar la respuesta, la Académie des Sciences envió un grupo a Laponia y otro a la región llamada hoy Ecuador. Al ser los primeros científicos extranjeros que penetraban en el interior de la América española, los franceses de la expedición ecuatorial no pudieron dejar de avivar la curiosidad intelectual de los españoles. El rey de España, autorizó la expedición exigiendo a los académicos franceses encabezados por Charles Marie de la Condamine, Pierre Bouguer y Louis Godin que aceptaran como iguales la compañía de dos jóvenes oficiales de la marina española, Jorge Juan (1713-1773) y Antonio de Ulloa (1716-1795).

En los años siguientes, tan sólo ha de hacerse breve mención de unas pocas expediciones más financiadas por los estados. Nikolaus Joseph von Jacquin (1727-1817), un holandés establecido en Viena, fue enviado por el emperador Francisco I a las Antillas para recoger plantas y animales para los recientemente creados jardines de Schönbrunn y para el museo de historia natural. En los cuatro años desde 1755 a 1759, tocó numerosas islas e incluso los territorios españoles de Cuba y Venezuela; en conjunto recogió 435 especies, en parte nuevas. Jean Baptiste Christophe Aublet (1720-1778), apenas de vuelta de nueve años en la Ile de France (Mauricio) en el océano Indico, adonde había sido enviado por el gobierno para estudiar la flora y establecer un jardín botánico, partió para la Guayana Francesa en 1762. Allí, utilizando el sistema linneano de clasificación, sentó las bases de la botánica en los bosques tropicales de América, y durante dos años describió cuatrocientas nuevas especies.

España, comenzando un nuevo despertar a las posibilidades y la necesidad de la exploración botánica, entró en este campo en 1754. Se estaba organizando una expedición para determinar los límites entre los territorios españoles y portugueses en la Sudamérica septentrional. El gobierno español decidió incluir una sección botánica que estudiaría primero las plantas de la región del Orinoco (la actual Venezuela) y continuaría después a Bogotá, Quito. Lima, Buenos Aires y Patagonia; un proyecto que tenía escasas perspectivas de completarse en una escala tan gigantesca. Al frente de la botánica se encontraba Pehr Löfling, un discípulo de Linné que había estado trabajando en España. Pero Löfling murió en 1756, sus ayudantes eran demasiado inexpertos para continuar, y los resultados científicos fueron desalentadores.

Finalmente, en los viajes de circunnavegación de Louis Antoine de Bougainville y del capitán James Cook, como nunca antes, la ciencia se convirtió en un fin de por sí, y no en juego por afición de aventureros profesionales.

Bougainville pretendía primero asegurarse la soberanía francesa de las islas Malvinas, frente a las costas argentinas, y llevar acabo después extensas exploraciones en el Pacifico. Llevó consigo en el viaje, que se inició en 1766, al naturalista Philibert Commerson (1727-1773). Durante un viaje de tres años hicieron escala en Rio de Janeiro, Montevideo, Buenos Aires, el estrecho de Magallanes y numerosas islas del Pacifico. Commerson abandonó el buque en Mauricio, donde pasó el resto de su vida. Aunque no publicó nada, su herbario fue enviado a Paris, donde estudiosos posteriores constataron su valor. Como primer botánico formado que visitó el territorio argentino. Commerson mereció alguna atención en este punto, pero Bougainville perdurará mucho más tiempo en la memoria por las lianas de brillantes flores rojas o violetas que llevan su nombre, y embellecen tantas paredes en los trópicos.

El más famoso viajero de la segunda mitad del siglo XVII fue el capitán Cook. Hizo su primer viaje de circunnavegación en 1768-1771 como parte del proyecto internacional de observar el tránsito de Venus en 1969. Los estudiosos de historia natural tuvieron un lugar prominente, aunque no a causa de la generosidad del gobierno inglés. Más bien se hicieron realidad porque Joseph Banks, cuya fortuna podía soportarlo, pagó sus propios gastos y los del discípulo de Linné, Daniel Solander, y seis agregados más, para realizar los estudios. Por desgracia, sus publicaciones de descubrimientos en Tahití, Nueva Zelanda y Botany Bay estuvieron por debajo de lo esperado, pero Banks regresó para convertirse probablemente en el botánico mas conocido del mundo, como director de los Kew Gardens y de la Royal Society de Londres.

Cuando Cook proyectó un segundo viaje para 1772-1775, Banks se vio desplazado. Al parecer, la marina no deseaba su intromisión. Pero la causa de la historia natural fue defendida, curiosamente, por el propio Parlamento, que ofreció fondos para enviar al equipo de alemanes, padre e hijo, Johann R. y Johann G. Foster. Eran una pareja discutidora, e incluso grosera, pero sus subsiguientes publicaciones fueron importantes, entre ellas incidentalmente, unos estudios sobre las plantas del estrecho de Magallanes. El hijo parece haber tenido influencia en el comienzo de la memorable carrera de Alexander von Humboldt; pero esa es otra historia que escribiré más adelante. 

Textos extraídos de los libros:

Flowers for the King; The expedition of Ruiz and Pavon and the Flora of Peru; autor Robert R. Steele, Nort Carolina 1964.

The Explorations of Captain James Cook in the Pacific as told by Selections of his own journals 1768-1779; autor A.Grenfell Price ed, New York 1971.

jueves, 10 de marzo de 2016

RUTAS DE LOS GRANDES EXPLORADORES, VIAJEROS Y AVENTUREROS POR ECUADOR



Rutas de los Grandes Exploradores, Viajeros y Aventureros por Ecuador

Carta Geográfica de la Costa Occidental en la Audiencia de Quito (1751) por Pedro Vicente Maldonado.


Desde tiempos inmemorables los seres humanos hemos estado motivados por conocer el mundo que nos rodea y nos valemos de diferentes medios, formas y estilos de viajes para descubrir ese mundo, de acuerdo a las épocas en las que nos desplazamos hemos dejado diferentes tipos de registros que han servido para estimular a que otros viajeros continúen descifrando nuevas interrogantes; algunos aventureros cumplieron sus objetivos y alcanzaron la gloria, otros alcanzaron desdichas y unos cuantos exploradores se volvieron famosos; sin embargo, todos compartieron un ideal común; descubrir, vencer miedos y romper moldes.

La historia de los grandes exploradores, viajeros y aventureros está marcada por diferentes motivos, sus viajes han sido narrados por cronistas de la época y en otros casos por ellos mismos, estas narraciones nos trasladan a esos lugares hasta entonces desconocidos, nos cuentan sus periplos, comparten sus descubrimientos y nos regocijan al saber que cumplieron sus hazañas por encima de las circunstancias presentadas.

Para ser explorador, viajero y aventurero no se estudia, es una motivación que nace cuando nos escuchamos a nosotros mismo y sale desde lo más profundo de nuestros pensamientos; la mayoría de exploradores revisaron registros de sus predecesores, se plantearon nuevas preguntas, respondieron a sus propias reflexiones y siguieron su propio rumbo en busca de sus objetivos; es así, que la idea de viajar para descubrir y sentirse libres se convirtió para muchos de ellos en su medio de vida.

De las diferentes formas y motivos de exploraciones alrededor del mundo aparecen en los siglos XVII y XVIII las exploraciones con fines científicos, viajes que consistían básicamente en recolectar minerales, especies de plantas y animales para jardines botánicos de Europa, y a partir del estudio de las colecciones desarrollar nuevos descubrimientos para la medicina; los nuevos viajeros científicos buscaban respuestas, creaban nuevos conceptos, desarrollaban nuevas teorías y tumbaban pilares del conocimiento que dominaban aquella época.

La generación de viajeros científicos llegó a nuestra América, de norte a sur tuvimos grandes expediciones que recolectaban toda la flora y fauna desconocida en Europa; esta actividad despertó un interés en los habitantes de las nuevas colonias provocando el resurgimiento de un considerable número de naturalistas aficionados que más tarde acompañarían a renombrados científicos europeos en sus pasos por el Nuevo Mundo. Las exploraciones científicas también penetraron Sudamérica con la particularidad de que recibían apoyo financiero por parte de algunos estados colonialistas como España, Francia, Holanda y más adelante Inglaterra.

Ecuador no estuvo exento de estas exploraciones científicas y desde aquellos tiempos nos han frecuentado aventureros, viajeros y exploradores como: La Condamine, Malaspina, Tafalla, Humboldt, Bonpland, Spruce, Steere, Darwin, Agassiz, Wolf, Whymper, Rivet, Von Haggen, Blomberg, Móricz, Gould, entre otros; estos exploradores documentaron sus pasos por un país colmado de admirables contrastes, donde las pendientes de los picos cubiertos de nieve de los Andes se convierten en selva tropical amazónica, recorrieron las verdes playas en la costa del Pacifico y observaron el ejemplo viviente de la evolución de las especies en las Islas Galápagos.

Escribir sobre los viajes de algunos exploradores, viajeros y aventureros que visitaron nuestro país, nace de la necesidad por mostrar cómo estaban relacionada sus vidas con las circunstancias políticas y económicas de esas épocas, desvelar el lado oculto de sus expediciones, detallar las relaciones con los habitantes de los territorios que visitaban, conocer los verdaderos motivos que provocaron que varios de ellos perdieran hasta sus propias vidas, tratar de entender sus temores, sus logros y por último, recorrer a través de sus rutas trazadas la magia de este país que los cautivó y que convirtió a muchos de ellos en referentes históricos para que hoy por hoy continuemos visitando y redescubriendo el actual Ecuador.

Para cumplir con lo descrito, trataré cada cierto tiempo redactar o transcribir algún texto de los personajes que se aventuraron a explorar el Ecuador Incógnito en diferentes épocas; me centraré en la búsqueda de viajes científicos y no científicos pero de relevancia histórica e interés turístico. Inicialmente transcribiré una referencia cronológica para conocer sobre los inicios del “viajero científico”, posteriormente añadiré narraciones contadas por sus protagonistas detallando aproximadamente los sitios en donde estuvieron, tomando como referencias sus libros de viajes, biografías o cualquier otra fuente de información. Con la información compartida y narrada a mi estilo, espero despertar interés en el lector para que conozca algo más sobre estos expedicionarios y se anime a conocer nuestro país. 

Para mejorar el contenido de lo que publicaré en este blog los invito a que dejen sus comentarios, me será grato responderles.